viernes, 20 de marzo de 2009

Una cinta que habla de amor

Una cinta que habla de amor
10 de mayo de 2009
De la mano con el que hoy es mi esposo me encontraba caminando en las congestionadas calles de la décima con trece en Bogota, un tropezón con un indigente me dejo en shock, lo único que hice en el momento fue agarrar mi bolso y meter la mano para tomar ese objeto que cuidé tanto desde hace ya casi 20 años, luego me di la vuelta y tome al indigente de la mano.
2 de febrero de 1989
Era 2 de febrero de algún espantoso año. El se encontraba con su rostro todo pintorreteado como alguna estrella de hard rock de la época. Yo estaba recostada en sus piernas soñando, pensando, recordando o tal vez enamorándome de aquel sujeto que me acariciaba con suavidad el cabello. El se llamaba Ricardo, el era una persona diferente, pero hermosa, parecía un ente ya que andaba solo y con el rostro maquillado, con muchos discos de rock en una maleta harapienta y sucia, su cabello era un poco largo, tenia las uñas llenas de mugre, y lo mas importante de Ricardo era que tenia una voz espectacular con la que me hablaba de lo que para el era su religión, el rock n roll. Yo perfectamente podía pasar horas enteras escuchándolo hablar de los inicios de Elvis, de los aportes de Clapton al blues, de la irreverencia de los Sex, de las letras de doble sentido de Pink Floyd y David Bowie o del estilo siniestro pero carismático de KISS. Sus palabras lograban llevarme a un trance inmaculado del que solo me podía sacar una caricia suya en mi rostro. Aunque Ricardo y yo pasábamos mucho tiempo juntos el nunca me demostraba nada, tal vez era por su represión contra otros, tal vez eran las drogas que consumía constantemente, tal vez no sentía nada por mi o tal vez el creía que era mejor sentir que decir. Fuera lo que fuera yo no estaba dispuesta a aguantar mas, se lo diría de alguna forma y yo seria feliz junto a el y junto a las melodías estridentes del rock.
El 15 de marzo era su cumpleaños y yo estaba dispuesta a decirle todo lo que sentía por el, además tenia un regalo el cual había hecho con mucho amor, era una cinta que tenia música de sus grupos favoritos y de las canciones mas importantes para el, era el regalo perfecto
Ese día llegue temprano al colegio y me pare en la puerta a esperar a que llegara y así poder ser la primera persona que le diera un abrazo y un beso de felicitaciones por un año más de vida. Eran las 7 en punto y el no llegaba, las 8 y nada que aparecía, así pasaron las horas hasta las 4 de la tarde, yo ya estaba cansada, tenia hambre, sed, sueño, y una rabia imposible de atiborrar. Al otro día llegue al salón de clase y no lo vi, pero no me importo. Al siguiente día fue lo mismo pero yo ya empezaba a preocuparme. Cuando se acabaron las clases ese día fui a la casa a saber que había pasado con el, su padre enojado me cerro la puerta en la cara y no me dio información alguna sobre Ricardo. A los pocos días en la calle vi a la mamá de Ricardo en una calle del barrio llorando, me acerque a preguntarle sobre su hijo, bajo la mirada y se fue sin decirme nada. Desde el 14 de marzo no escucho la hermosa voz de Ricardo y mucho menos he visto su rostro pintado y sombrío.
10 de mayo de 2009
Lo único que hice en el momento fue agarrar mi bolso y meter la mano para tomar ese objeto que cuidé tanto desde hace ya casi 20 años, luego me di la vuelta y tome al indigente de la mano, lo vi a los ojos, era el, era Ricardo, estaba totalmente sucio, aun le quedaban rastros de su maquillaje característico, aun sus ojos eran calidos y sus manos robustas y grandes. Nos miramos mutuamente durante unos segundos, yo sonreí y saque de mi bolso aquella cinta que no solo hablaba de rock n roll, ni de generaciones, ni de legados, ni palabras, era una cinta que habla de amor. Ricardo tomo la cinta en sus manos, la guardó en su maleta harapienta y sucia llena de discos dañados, me tocó el hombro y me dijo con esa voz preciosa, -Es mejor decir que sentir, ahora se que hace 20 años me equivoque y simplemente sentí- se dio la vuelta y se fue, aunque hoy no tengo a Ricardo, su recuerdo sigue vivo en mi hijo el cual escuchó todos los días tocar en su bajo las canciones que marcaron mis días con Ricardo.

Para las personas que adoptamos el rock n roll como un idioma. (Claudia, Fiko y Juancho)
Alejandro Lotta “Machin”

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